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‘Leif Garrett en el dormitorio de mi hermana’

‘Leif Garrett en el dormitorio de mi hermana’

‘Leif Garrett en el dormitorio de mi hermana’ es la memoria sentimental de toda una época, un canto a la nostalgia y al recuerdo de unos años de juventud. A través de las vivencias de los personajes se va configurando el retrato de toda una generación: cómo se hablaba de sexo, el amor y el desamor, la relación con los padres, una juventud rebelde y sin preocupaciones, qué carrera con salidas elegir… Una generación que vivió el despertar de la democracia y la libertad y en la que la mujer empezaba a tener un papel muy importante fuera de casa.

Además, ésta es una novela con banda sonora, ya que a lo largo de sus páginas la música (y las películas) de aquella época acompañan a los protagonistas: Rod Stewart, Leif Garrett, Bee Gees, Bonnie Tyler... Series como Chiripitiflauticos, Bonanza, La casa de la pradera, Colombo, Pipi Calzaslargas...

El autor de la novela es Ignacio Elguero nacido en Madrid el año 1964. Escritor y periodista, ha publicado los ensayos generacionales ‘Al encerado’ (2011) un divertido e interesante retrato sobre los colegios de los años sesenta, setenta y ochenta, ‘Los niños de los chiripitifláuticos’ (2004), un retrato generacional de los nacidos en los sesenta y ‘Los padres de Chencho’ (2006), sobre esos niños de posguerra, abuelos de hoy. También los libros de poemas ‘Siempre’ (2011), ‘Materia’ (Premio Internacional de Poesía Claudio Rodríguez 2006), ‘El dormitorio ajeno’ (2003), ‘Cromos’ (2000) y ‘Los años como colores’ (1998).

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, en la actualidad es Director de Programas de RNE, emisora en la que trabaja desde hace dieciséis años, y dirige en RNE-Radio 1 el programa literario ‘La estación azul’. Entre otros reconocimientos tiene el Premio Ondas 2002, Premio Internacional Audiovisual Antonio Machado 2002, Premio Galicia de Comunicación 2007, Premio Nacional al fomento de la lectura 2011 y Premio al fomento de la lectura del gremio de editores de España 2012.

La trama es la historia de Teresa, o Zira, como la llamaron los amigos más cercanos durante muchos años de adolescencia y juventud, es la protagonista de esta historia. Está separada, tiene cuarenta y nueve años y un hijo de catorce. Es una mujer nostálgica, atractiva, sociable, inquieta, abierta y decidida en el sexo, pero bastante insegura en el amor. Sus recuerdos conforman este retrato de toda una generación. Además le acompañan Ana, Pilar, Julian, Maruja, Don José, Carlos, Alberto y Rafa.

Teresa está en una etapa de su vida en la que mirar atrás se convierte, casi sin querer, en asignatura obligada. En estos momentos, ronda los cincuenta, la mitad de una existencia normal, y en un ataque de irrefrenable nostalgia, ha decidido recuperar de casa de sus padres los pocos muebles que quedan en la que fue su habitación durante muchos años. Pretende así retener el tiempo, ese que ahora más que nunca, nota se le escapa de entre los dedos. Al retirar el armario descubre, oculto en la pared, un póster de Leif Garrett, su ídolo de adolescencia, que ella misma había colocado allí cuando tenía catorce años. El poder evocador de aquella imagen consigue trasladarla al pasado, y envuelta en esa nebulosa que produce la distancia, comienza a repasar lo que ha sido su vida, las vivencias y personas que la han marcado desde su niñez: familia, estudios, fiestas, discusiones, aquellas amigas de las que llegó a hacerse realmente fiel, su alejamiento, la universidad... el amor, el primer novio, la primera vez... Sobre todo recuerda el amor, los hombres que se lo dieron y se lo quitaron... Porque cada etapa vital de su existencia se halla ligada a una relación sentimental que, en mayor o menor medida, pero siempre, le ha dejado una indeleble huella... Hasta hoy.

«De pronto, Teresa compone una simpática mueca de sorpresa. Sobre la pared, oculta desde hacía años por el viejo mueble, aparece descolorido, cubierto de polvo y salpicado de pintura, un viejo póster de Leif Garrett. El tiempo detenido. La vida estancada en aquel póster. Un rincón del pasado, intacto, puro; pintura rupestre, galería de los recuerdos. Leif Garrett vivo, como ella; joven, como su pasado: el tiempo ido.»

Gracias a los saltos temporales que permite la memoria, Teresa vuelve a los años setenta y ochenta de una juventud rebelde y sin preocupaciones. Rememora la primera vez que hizo el amor a los diecisiete, sus temores y al mismo tiempo, la felicidad que suponía esa primera relación seria con el hombre que sería su gran amor. Las confesiones entre amigas, a veces sinceras y otras no tanto, se intercalan con estudios, cine, sexo, fiestas, música, cotilleos y el resto de chicos. La ruptura inesperada y triste dejó una herida en Teresa que, por mucho que lo quisiera negar, pocos hombres iban a poder curar. Pero la vida continua, es lo que tiene, que todo avanza, no se para. La universidad y el primer trabajo hicieron que conociese a otra gente y otros hombres... Un matrimonio infeliz y la maternidad, lo único bueno y remarcable de aquellos años.

«Efectivamente, Julián se lo había contado a todos sus amigos. También era su primera vez, y eso siempre se cuenta, de eso se presume, se pavonea. Pero Teresa no. No por falta de ganas, sino porque Ana la mataba si se enterase de que fornicaron sobre la cama de los padres, en su cuarto, donde aparentemente se metieron para achucharse, desnudarse levemente, tocarse levemente, masturbarse si acaso.»

El reloj avanza en su letanía monótona, y las circunstancias han terminado configurando en Teresa un perfil que dice mucho de sus experiencias y aprendizajes. Se hace inevitable reflexionar sobre el paso del tiempo, los juegos del destino, los desamores, las oportunidades perdidas... repasar las relaciones familiares, el envejecimiento de su madre, las frustraciones, las pesadas mentiras, las penosas desilusiones... Teresa se hace consciente de cómo ha tenido que enfrentarse a la muerte, la de su padre, como su cuerpo, sin ser algo radical, ha ido malogrando las formas que tenía tan firmes, o como se ha ido separando de sus amigas de juventud... Es quizá el momento de recuperar la amistad de Ana y Pilar, de intentar saber qué fue de Julián, el gran amor de su vida... Es el momento de buscar nuevas ilusiones.

«Las voces de sus amigas quedaron de pronto en un segundo plano, como un susurro oscuro, un eco de voces sin sentido, confuso. Ahora oía la voz de Julián en primer plano, diciéndole algo. Tal vez «ya no te quiero», quizás «estoy con otra, lo siento. Lo nuestro se ha acabado». La miraba fijamente, serio, demasiado serio.»

Montse Carreño, 04-Febrero-2014

  • 04FEBRERO2014 ‘Leif Garrett en el dormitorio de mi hermana’. Foto: Planeta.