20º aniversario de una cita que cambió Barcelona

Justo 20 años después de que el arquero Antonio Rebollo prendiera el pebetero de l’Estadi Olímpic, la capital catalana volvió a pasear la llama olímpica. En esta ocasión, la antorcha fue diseñada por un joven estudiante, Marc Rocas.

A las 19.00 horas,  se inició el acto en l’Ajuntament de Barcelona, para recorrer los 5.112 metros de distancia entre la plaza Sant Jaume y el Museu Olímpic. Pasqual Maragall, el eterno alcalde olímpico, junto con el actual alcalde Xavier Trias, el presidente de la Unión de Federaciones Deportivas de Cataluña, David Moner, y el exjugador de baloncesto Juan Antonio San Epifanio, el último relevista de hace 20 años, encendieron la llama, que inició el recorrido, entre la multitud de personas que estaban agolpadas en las calles. Relevaron entre otros, Gemma Mengual, el exfutbolista Antoni Pinilla, José María Van der Ploeg, Natàlia Via-Dufresne, Jordi Arrese, Enric Masip, Ferran Martínez, Nacho Solozábal, Elisabeth Maragall, Quico Fàbregas, Ramón Sala, Ignasi Escudé, Montse Esquerdo, Eugeni Asencio, Neus Álvarez, Eric Villalón, Mariona Hellin, Rosalía Lázaro, Miquel López, Xavier Díez, Josep Maria Casanovas, Alberto Montenegro, Xavier Bonastre, Cristina Cubero, Xevi Bardolet, Jesús Lluís Andreu, José Alberto Recuero, Luis Lucio, Marta Vilajosana, Carles Lerín, Jordi Font, Jaume Fort, Melcior Mauri, Javier Argudo, Sergi Pedrerol y Daniel Ballart.

Corrieron 142 metros cada uno hasta que el gimnasta ya retirado Gervasio Deferr, el segundo español más laureado de la historia de los Juegos por detrás del ciclista en pista Joan Llaneras, encendió el pebetero con la ayuda del alcalde Xavier Trias y ante la atenta mirada de todos las autoridades e invitados. Posteriormente se descubrió una escultura, que fue donada por la UFEC. Obra Arquer olímpic, de Rosa Serra, se colocó sobre la acera delate del Museo con el arco apuntando al verdadero pebetero, demasiado oxidado como para poder usarlo en esta efeméride.

Fue una ceremonia sobria, pero muy emotiva y que a muchos les transportó dos décadas atrás. Aquellos quince días de gloria representaron los que todavía hoy se consideran como los mejores Juegos de la historia del olimpismo moderno. Culminaban dos horas y media que pretendían revivir la magia que se vivió en la Ciudad Condal.

Tanto Samaranch como Maragall, ausente en el Museo fueron los más aplaudidos  por la gente que acudió a la montaña de Montjuïc.

David Moner se emocionó al evocar la figura del que fuera presidente del COI de 1980 a 2011, y artífice de que su ciudad, Barcelona, acogiera los mejores JJ.OO de la historia. Estuvo presente su hija Mª Teresa, a su lado el expresidentes de la Generalitat, Jordi Pujol, por cierto muy aplaudido a su llegada, y  el expresidentes del Barça, Josep Lluis Núñez.

"Fueron unos Juegos emocionantes y únicos", relató Gemma Mengual, mientras que Epi confesó lo "entrañable y bonito" que había sido volver a portar la antorcha. "Barcelona ha quedado marcada para siempre por el espíritu olímpico", añadió.

Por su parte, el alcalde, Xavier Trias, también recordó la relevancia de las figuras del fallecido presidente del Comité Olímpico Internacional, Juan Antonio Samaranch y, sobre todo, de Pasqual Maragall, máximos responsables de la llegada de aquellos Juegos. "Barcelona supo transformarse sin perder su alma, su identidad. Fue la ciudad de todo el mundo. Veinte años después, aún somos referente en el mundo del deporte", ha explicado, antes de concluir: "Debemos recuperar aquella moral colectiva para alcanzar nuevos retos. Debemos mantener viva la llama olímpica en todos nosotros para afrontar un futuro próspero y fructífero".

Montse Carreño, 25-Julio-2012