Los primeros reyes del siglo XXI

La ciudad de Ámsterdam despertó teñida de naranja, símbolo de la Casa de Orange a pocas horas de la entronización del Príncipe Guillermo.

Los Príncipes de Asturias asistieron a la última cena que ofreció la Reina Beatriz de los Países Bajos, en el Rijksmuseum, después de 33 años en el trono. Máxima en su última noche como princesa eligió el impresionante aderezo de diamantes de la Reina Emma y repitió el traje que llevó en la fiesta del sesenta cumpleaños del Príncipe Carlos de Inglaterra, un diseño de Valentino, el mismo modisto que le realizó su vestido de novia, hace once años. Eran 18 casas reales, siendo 30 príncipes de todo el mundo. Lucieron sus mejores galas, la Princesa Letizia resulto ser una de las más elegantes, con un vestido negro de seda y encaje de chantilly y manga larga, bordado con flores de azabache en la cintura de Felipe Varela. Lució los pendientes de diamantes que le regalaron los Reyes de España, el día de su boda con el príncipe Felipe. El pelo recogido y adornado con la tiara de brillantes que la infanta Cristina llevó en su enlace.

Guillermo y Máxima cedieron todo el protagonismo a Beatriz en su última noche como Reina. Siempre un paso por detrás, mientras acudían a la cena en el Rijksmuseum, catedral del arte holandés, para su despedida porque en sus 30.000 metros de arquitectura adaptada a los nuevos tiempos se resume la historia de Holanda.

Entre los príncipes invitados, Felipe y Letizia de España; Victoria y Daniel de Suecia; Felipe y Matilde de los belgas; Federico y Mary de Dinamarca, los grandes duques herederos; Guillermo y Stéphanie de Luxemburgo; Haaron y Mette-Marit de Noruega; Carlos y Camila de Inglaterra,…

Comenzó una nueva etapa en la vida de Beatriz. La Reina se convierte en princesa y retoma los títulos que le correspondieron por nacimiento (princesa de los Países Bajos, princesa de Orange-Nassau y princesa de Lippe-Biesterfeld) con tratamiento de Alteza Real. Abandono también su inmenso palacio de Huis ten Boch y regresa a su casa, su primer hogar, el pequeño castillo de Drakensteyn, en Lage Vuursche, donde vivió sus primeros años de casada y nacieron sus tres hijos.

El día 30 a las 9:30 de la mañana tuvo lugar la firma de abdicación en la sala Moisés del palacio real, sentados en una mesa firmaron los tres miembros el acta. Posteriormente salieron al balcón para saludar a los miles de personas que estuvieron congregados en la plaza Dam. “He abdicado del trono. Estoy feliz y agradecida de poder presentaros a vuestro nuevo rey, el Rey Guillermo Alejandro”. Su hijo le dio un cariñoso beso en la mejilla, y él ha pronunciado sus primeras palabras como nuevo Rey de los Países Bajos “Querida mama, hoy has abdicado después de 33 años, te estamos intensamente agradecidos. En nombre de mi madre y en el mío propio os agradecemos a todo el apoyo y la confianza que siempre hemos recibido de vosotros. Gracias”. Arropados por sus súbditos e intentado contener la emoción, los Reyes y la princesa de 75 años, a quien se la vio muy cómplice con su nuera, entonaron el himno nacional del país.

Los aplausos y el fervor popular alcanzaron sus mejores decibelios en el momento en que la princesa Beatriz abandono el balcón para ceder todo el protagonismo a las tres hijas de los nuevos Reyes. Amalia, princesa de Orange y heredera al trono, y sus hermanas Alexia y Ariane.

Tres horas más tarde, la familia Real y su sequito se dirigieron a la Iglesia Nueva, donde se celebró la investidura de Guillermo Alejandro como Rey de Holanda. Guillermo y Máxima entraron a la iglesia precedidos por la princesa Beatriz y las pequeñas, tres generaciones vestidas de azul, un color que ha estado presente desde que Beatriz anunciara su abdicación.

Sentado en un trono dorado y cubierto con el manto de armiño que se reserva para las grandes ocasiones, Guillermo Alejandro juró desempeñar con fidelidad su mandato como nuevo rey de Holanda “Acepto el cargo con gratitud y con plena convicción” dijo en un solemne discurso. El Rey no lleva corona pero sí un manto que cumple dos siglos de historia. Ha sido restaurado ya que lo utilizó su madre en 1980, forrado con piel de armiño con 83 leones bordados en hilo de oro. Mientras Máxima deslumbró con la impresionante diadema de 655 brillantes y 31 zafiros, que perteneció a la Reina Emma y lució un vestido de color azul klein de un diseñador holandés en crepé y chiffon, con bordados tradicionales a juego con una capa. Doña Letizia, llevaba la Gran Cruz de Carlos III, acaparó otra vez las miradas de todos con un impactante vestido largo en seda y tul color titanio y un tocado con pétalos de organza y plumas.

Por la tarde los nuevos monarcas acudieron a escuchar la canción del Rey compuesta para la ocasión e iniciaron una travesía por el rio Ij, durante cerca de dos horas tuvieron la oportunidad de ver cómo más cien mil ciudadanos, les vitoreaban y lucían en sus cabezas, en forma de corona, unos plásticos naranjas.

Para finalizar una jornada emotiva, los reyes de Holanda se reunieron con la realeza europea en la cena ofrecida por Mark Rutte, primer ministro, en el Muziekgebouw.

Se han convertido en los primeros reyes del siglo XXI, y también los más jóvenes.

Montse Carreño, 30-Abril-2013